sábado, 21 de junio de 2008

El Salvador ante el dilema de la minería

http://www.elsalvador.com/Especiales/2008/Mineria/

Oro ¿bendición o maldición?
» Urge una discusión franca del tema. Con más de 20 permisos de exploración vigentes, el país está ante la disyuntiva de explotar o no el preciado metal que corona la franja.

Primera Entrega, texto y fotografía El Diario de Hoy
Domingo, 15 de Junio de 2008

Para unos, permitir la minería metálica es una oportunidad “de oro” para que El Salvador salga del subdesarrollo. Para otros, es como firmar su sentencia de muerte.

Actualmente, 26 permisos de exploración siguen vigentes y en manos de nueve empresas. Ninguna ha sido autorizada aún para explotar, a pesar de que algunas ya solicitaron el permiso al Ministerio de Medio Ambiente hace más de dos años.

Desde enero de 2007, un grupo de diputados estudia un nuevo proyecto de ley de minería que sustituiría a la ley vigente desde 2005, y que en cualquier momento podría ser llevada al pleno y ser aprobada con los votos del PCN y ARENA.

Sin embargo, la iniciativa no ha sido discutida con la seriedad y profundidad que amerita, debido a intereses políticos y económicos en juego. Es por eso que diferentes instituciones hacen un llamado para discutirlo lo más pronto posible y enrumbarse en el mejor camino posible.

En el interior del país, los habitantes de los caseríos cercanos a los proyectos de exploración debaten entre la esperanza de tener un empleo mejor pagado que las labores agrícolas y los llamados de organizaciones no gubernamentales que les advierten que la minería es una amenaza al ambiente y a sus vidas.

Ajenos a esa incertidumbre, entre los viejos túneles de las minas de San Sebastián, en Santa Rosa de Lima, los “güiriseros” pican la piedra que se desmorona sobre sus cabezas, la llevan al exterior y, bajo una carpa de plástico y varas de bambú, pican el material con delicadeza y paciencia. “Aquí dependemos de esa tierra que está ahí”, dice Fausto Molina (nombre ficticio), un “güirisero” que junto a otros vigila el lugar para la Commerce Group Corp. y pide no publicar su fotografía porque ha recibido instrucciones de no dejar entrar extraños al lugar ni dar información.

Fausto tiene 47 años de edad y 30 de extraer material de las minas de San Sebastián. Los túneles a los que él y sus compañeros dan mantenimiento obligan a bajar la cabeza a quien mida más de 1.40 metros y se aventure a entrar en ellos. El ambiente ahí es cálido y tan desesperante como caminar agachado. La lámpara de carburo del guía marca el paso.

Entre los güiriseros como Fausto, las advertencias de las ONG ambientalistas no han sido bienvenidas. Fausto explica su posición: “¿Qué de malo tendría que hubiera una fuente de trabajo. Varias organizaciones, varia gente dice “nos vamos a morir”, pero ¿quién se salva de la muerte?”.

Así, el trabajo subterráneo de Fausto es una metáfora de la forma poco transparente en la que se ha discutido el tema.

Desde hace seis meses, los salvadoreños se desayunan con una campaña radial que con cuñas de 30 segundos intenta convencerlos de las bondades de “la minería verde”.

Hasta hace un par de semanas, la misa dominical en la Catedral Metropolitana era interrumpida por las voces de supuestos miembros de la “Mesa a favor de la minería”, que con carteles dedicados a la minería verde exigían, al Arzobispo de San Salvador, cambiar de parecer frente a este tema. Él, como presidente de la Conferencia Episcopal de El Salvador, ha advertido el peligro que la minería, mal manejada, representa para los recursos naturales del país y para la salud de la población.


Ante este escenario, El Diario de Hoy se propuso abordar el tema de la minería a partir de una serie de preguntas: ¿Qué ganará y qué perderá El Salvador con la minería aurífera?, ¿Por qué se opone la Iglesia católica a dicha actividad?, ¿Está preparado este país para garantizar que la minería metálica sea sostenible económica y ambientalmente?, ¿Es permisiva o no la propuesta de ley?, ¿Cómo podríamos mejorarla? y ¿Existe o no la minería verde?


Herencia minera
» Los túneles de San Sebastián no son la única huella que dejó la actividad minera que hubo desde inicios del siglo XX.


Primera Entrega, texto y fotografía El Diario de Hoy
Domingo, 15 de Junio de 2008

Gris y sobre más fango que agua, está la presa del río Santa Rosa, construida en 1904 por la compañía Gold Miners. Al menos así se lo contaron a Secundino Osorto, de 75 años, quien sentado sobre un muro lateral de la presa asegura que cuando retornó la actividad minera con una compañía extranjera en los años 50, él trabajó como palero, maquinista, carpintero y capataz. Ahora, cómo síndico de la Adesco de San Sebastián, se pronuncia en favor de la industria minera.

Su vecino José Lelis Delgado tampoco está en contra. Este agricultor asegura que la industria minera que hubo en la zona no causó ningún tipo de daño al ambiente: “Lo del cianuro, eso ya es historia, ya no”, afirma. Al escucharlo, un miembro del Comité Ambiental de la zona lo contradice, afirmando que en el río Santa Rosa no hay vida acuática debido a los restos de cianuro. “porque tarda años, años en que se disipe”. Pero Delgado refuta ese argumento: “Pero tiene 10 años de estar trepando pescado”.

La misma diferencia de opiniones se encuentra a lo largo de la zona norte del país. Esto se explica porque mientras durante mucho tiempo el Gobierno ha evitado discutir abiertamente con todos los interesados -empresas y comunidades- el tema, la autodenominada “mesa contra la minería”, que incluye a la Caritas católica, ha creado comités ambientales llamando a oponerse a esta actividad.

Ante ese panorama, el director de Salvanatura, Juan Marco Álvarez, afirma: “Algo crítico acá es que los diferentes actores sociales discutan de forma abierta los pro y los contra de la minería”.

Álvarez reconoce que la actividad minera tiene un alto impacto en el medio ambiente y que si una mina no opera correctamente puede tener efectos ambientales importantes a largo plazo. “Sin embargo - continúa - con un debido proceso de planificación y condicionamiento ambiental y dentro de un marco de participación y transparencia podría ser posible ejecutar la minería”.

Más que anuncios de radio que nos digan en qué países de izquierda hay minería metálica, Álvarez cree necesario tener una evaluación ambiental estratégica y conocer cómo funcionan las minas en otros países de Latinoamérica antes de aprobar una nueva ley de minería y de decidir si cerrarle las puertas a esta actividad o prepararnos para vivir con ella.

La toxicóloga del Hospital Nacional San Rafael, Alfonsina Chicas, explicó que cualquier metal expuesto al medio ambiente se oxida. “Los óxidos de cobre y mercurio pueden ser rojos... Esa agua no permite la vida”, indicó.



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